jueves, 26 de julio de 2012

"Divagaciones".


Entre dos mares, de tensa cuerda y floja densidad, entre el lento movimiento del flujo sanguíneo, sístole, diástole y respiración apenas entrecortada, mientras saboreo los restos de un café que se quedó en borra y manchas en el vaso de plástico, siento apenas el frío de este invierno que se niega a ir. Desde el hondo hueso hasta casi la piel, solo pequeñas puntadas punzantes de calor me llegan desde las teclas de plástico blancas, de un blanco teclado que alguna vez fue algo así como perlado, nacarado o “ado”.
Dos mares, me pregunto; ¿pero porqué solo dos? Si dicen que todo es agua, que el agua es una, sola y eterna.
Tal vez solo sean dos las divisiones, los promontorios, penínsulas o istmos, dos sus lados que el agua rodea, dos los lados, anverso y reveso de una cuchara chata de plástico marrón, que disuelve el azúcar dentro de un vaso de café.

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