sábado, 30 de junio de 2012

El timbre sin nombre


Mi nombre no es el que aparece en el timbre de al lado; podría ser, en todo caso, aquel que, sin nombrarse, apenas se sugiere, un poquito más arriba; fíjese bien, señor o señora...todo aquello que, por no nombrarse no debería, acaso, no tener un nombre? ¿o tal vez sí?...¿cuál sería, en todo caso, la finalidad del acto del no nombrar?

Agujas anestésicas.


Relojes, quisiera que
Por un momento
No marquen las horas
O mejor
Márquenlas
Pero que el tiempo
No pase tan de largo
Y tan de prisa
Que sólo sea
Apenas
Un pequeño y leve
Susurro
Que apenas agite
El transcurso del aire
Airado
Por haberse molestado
En mover
Las partículas ausentes
En su sueño
Sin conciencia
Memoria
U olvido
Olvido
Que intento
Rescatar
De las agujas
Anestésicas
De los relojes
Persistentes

miércoles, 27 de junio de 2012

El ejercicio de “llanear”


Llano en lo alto
“Llaneo”
Al ras de una distancia mínima
Plano alto
Altiplano que planea
En lo alto
Y más allá
De un más aquí y ahora
¿Estás?
No estoy, ni más abajo
Ni más alto
De un bajo plano
Solo me sumerjo
Cada tanto
En apnea
Donde todo plano
Se confunde
Sin distancia ni intersticio

lunes, 25 de junio de 2012

Sueño azul y rojo.


El pájaro azul visitó, al fin, mi sueño rojo.
En un principio, apenas pude percibirlo.....
Un lejano pero persistente ruido, como piedras redondas y pulidas
Que ruedan sobre arena o el agua que apenas susurra
Desde el goteo de una canilla
Durante la noche
Me lo advirtió
Quería verte, me dijo
Mientras duermes un sueño rojo, como manzana
A punto de madurar
Los flores de ibisco maceran en agua
Dulce té de los desiertos
Mientras duermes el tranquilo y manso sueño
Entre las dunas y las tunas de flores amarillas
Que llaman abejas y avispas, antiguas y fieles aliadas
Sueña en rojo, mientras mi azul se mezcla
Deslizándose gustoso entre el polen amarillo
Que las abejas desparraman en el aire inerte del patio naranja

sábado, 23 de junio de 2012

Érase una vez.



Érase una vez, un fantasma en las sierras
Y un fantasma entre dientes de sierra
Érase una vez, una sierra
Érase una vez.....
Una vez un fantasma atravesó las sierras
Con sierra y aserrín
No quedaron árboles ni matas ni arbustos
Solo piedras invisibles
Y fantasmas de piedra
En las sierras pedregosas
Y espectrales......

martes, 12 de junio de 2012

La ciudad que....


Siento a veces que eres
La puta alegre
A la que vuelvo
Siempre
Tarde o temprano
Gozoso y sin culpas
Retozón
E imperfecto
Como todo
En esta ciudad

Pasto a las fieras
Fuego al pasto seco
Fisura en la grisura
Tristeza despojo
¡Despójate tristeza!
Sarajevo o Beirut
Ruina calcinada
Y, sin embargo
Verde de musgo
Cascote de cal
Que se desgrana con ganas
Polvo vivo
Que se desvanece
Con más ganas que nunca

Verbena con plumas
Naranjas y rojas
Al viento, como Priscila
La reina de los desiertos
Arenas rojas y cálidas
Desviste el sonido
Acalla el silencio
Y que las manzanas suelten
Su aroma y su gracia
Resbalando por las dunas
Y las fuentes verdosas

viernes, 8 de junio de 2012

Poros.


Siento la posibilidad, como el hollín que agrieta y carcome la piedra de las columnas, que marcan rítmicamente las galerías y fachadas de los edificios de antaño....
Negro hollín que vuela y juega, con la pelusa y el polvo fino del mármol, en una extraña y familiar mezcla, mezcla que disgrega lentamente el tiempo.
El tiempo y las posibilidades, múltiples y una, como los granos y la arena dentro de los relojes, que nada más marcan sino la voluntad, ajena a veces, distante otras, de no medir, no aspirar ni mirar, sino simplemente respirar, fluir, sístole y diástole, como el fuelle de un acordeón, que en algún momento, casi sin darte cuenta, te despierta de la nada, con un vals o una polka, de otros tiempos....

Herramientas


Decías que las herramientas son palabras, herrumbrosas, quejosas a veces, mudas y quién sabe más.
Que, muchas veces, suele suceder que alguien se las robe, como la última caja de herramientas, que estaba vaya a saber dónde....
Por lo menos a alguien le servirán....¿Qué techos, cables pelados, ventanas o cerraduras lograrán sanar?
Quiero imaginarme que todo sanará....¿Qué palabra, a tiempo y bien dicha no lo hace?
También las palabras son dichas.....

miércoles, 6 de junio de 2012

Pienso que....


Quien se afana por comprenderlo todo,  ¿acaba compendiado en los márgenes de la mismísma historia, que se niega a ser abarcada?
Tal vez sea la pregunta del millón, no del ser millonario....Pero el espíritu de quien busca, busca, busca...y todo lo quiere conocer o, por lo menos, intuir.....Ese espíritu se siente inacabado, pero no...¡cansado! Igual, una sombra de hastío, el peso de la yema de un dedo que empuja el tejido cerebral, un extraño vacío que te deja anclado a una extraña sensación de “falta”. Falta no como sensación de error, sino de que “algo te falta”, justamente, de que algo no está en su lugar....Todo se recompone, dicen, en alguna parte, de la misma forma que el agua, una vez que una piedra perfora la superficie de un lago o un charco en estado de quietud, vuelve a la calma tensa, luego de que los círculos concéntricos se diluyen tras el “flop” de la piedra. Todo se recompone, ¿pero dónde? Esa es la cuestión.....El recurso de la “inacabaditud” no me complace, por más que, en alguna lejana región, según me han comentado, es el estado de la calma perfecta (la “inacabada inacabaditud”).....Hasta que una piedra, caída de quién sabe donde, golpea en el medio de un charco de barro, salpicando por doquier...¿Quién me afanó la calma?
¿El jabón “Bulldog” de glicerina? ¿O Juancito el caminante? Que alguien me lo diga....si quiere!!!

Hebras.



El camino que lleva al borde de tu falda, por los hilos más delgados y el algodón más crudo, bordea y bordea, en zigzag que no cesa, bordea bordea, sin pesar y sin pensamiento, por altas laderas y senderos en bajada, pendientes rocosas y salientes maderosas....Solo el mar, solo el mar, a lo lejos, en su calma verdosa, se une sin pensar, al lino sin curtir, de las hebras que cuelgan, desde la falda y sus bolsillos, con sus panaderos, que se niegan a volar....